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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Restricción versus reflexión, Iglesia y Movimiento Estudiantil.




En septiembre en el Centro Ecuménico Diego de Medellín se realizó un Foro sobre “Cristianos y Movimiento Estudiantil”, en el cual se reflexionó sobre lo concerniente a nuestra fe con el actual movimiento social. A través del dialogo que se generó, pude identificar un conflicto presente en todos quienes hemos participado de este movimiento y profesamos la fe evangélica y es la invariable restricción en desmedro de la escasa reflexión que existen en nuestra Iglesia Evangélica.

 La gran parte de nuestras congregaciones evangélicas provienen de una teología conservadora, con elementos de un fundamentalismo americano, como el literalismo bíblico y la dualidad de lo espiritual con lo terrenal, de lo cual generaron un rechazo a priori de ver a cristianos involucrados, marchando, estando en las asambleas, participando en las distintas actividades, donde enfatizaban que lo único que podía hacer un cristiano en esta situación era orar. Es que desde nuestra fe evangélica existe una suerte de imposibilitar el cuestionar de lo que creemos, lo que se ha dicho, no obstante este movimiento social ha sido de tal magnitud que se ha instalado la necesidad de ver la fe en nuestro contexto.


A estas alturas del conflicto nadie niega las demandas inclusive el gobierno, más bien niega las propuestas para la solución, permitiendo ver a algunos grupos de estudiantes cristianos, como campo de misión para la expansión del reino de Dios y su justicia, es que más allá de lo siempre dicho, se ah percibido que no se puede ser indolente a tanta desigualdad que vivimos en nuestro país, ni mucho menos siendo creyentes, es que una fe lejana al sentir de los oprimidos y excluidos es cualquier fe menos la promovida por Jesús de Nazaret una salvación integral. A esto sumarle que la mayoría de los estudiantes evangélicos, también pertenecen a esta primera generación de personas en estudios superiores o bien al grupo de endeudados por el sistema, por lo tanto el tema les atañe de primera persona.

Esto ha ocasionado un encuentro en este movimiento con un nuevo tipo de ver la fe cristiana fuera de los templos y de lo establecido dogmáticamente abriendo espacios de reflexión en algunos espacios cristianos, el ver la fe más allá de lo dicho institucional e históricamente, sino de reflexionar desde el testimonio de Jesús en el aquí y ahora, desde la vida, desde lo humano. Esto no parece ser fácil, ya que las iglesias predominantes en la fe evangélica se cierran a toda posibilidad de re-pensar la fe en un contexto actual y con elementos contingentes, arraigándose en su tradición y en lo que siempre se ha creído.

El Re descubrir la fe en perceptiva del que sufre opresión a permitido a la vez el redescubrir la espiritualidad no tan sólo en un espacio metafísico alejado de la relación con el prójimo, sino en el cara con el que otro, en el mismo foro uno de los asistentes exclamaba que “este movimiento es cristiano porque reclama por justicia”. Interesante para muchos cristianos que hoy re-piensan su fe desde su contexto y experiencia de vida.

¿Es entonces la participación de cristianos en este movimiento lo pleno? Sin duda que no, no quiero decir que sea lo perfecto, por mucho romance que uno tenga con el movimiento estudiantil, sino es y a sido una importante apertura hacia un camino de reflexión cristiana, hacia el clamor de los oprimidos, de los pobres, los marginados, en perspectiva del amor al prójimo. Por eso mismo quienes nos identificamos con la fe de Jesús de Nazaret no estamos ajenos a este espacio de soñar y pensar en una sociedad que refleje la esencia de nuestra fe cristiana, el amor expresado en sus distintos elementos como la justicia, la misericordia, la solidaridad, fomentando la reflexión de la fe en el presente y participando en la desconstrucción de lo establecido para ir edificando el Reino de Dios entre nosotros, dando buenas nuevas de salvación, sanidad y libertad, ¡Venga a nosotros tu reino!



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