Yo pretendo sólo ser un cristiano crítico dentro de la sociedad de opresión en que vivo y viven mis hermanos y hermanas.
Desde el evangelio y la utopía de
Jesús de Nazaret, proyecto la visión de un mundo por lo menos más humano y
justo del que yo he heredado. Si existen obstáculos, mentiras, ideologías que ocultan
la iniquidad de la vida del pueblo, necesito herramientas que me ayuden a
desenmascarar tales engaños. El marxismo ha ayudado a muchos hombres y también
a no pocos cristianos a conocer mejor los mecanismos de opresión ya descubrir
las intencionalidades estructurales más allá de la voluntad de las personas
tomadas individualmente. El marxismo ha reforzado en muchos de nosotros la
visión que recibimos del evangelio, que es intentar ver la sociedad y la
historia desde la perspectiva de los últimos yconstruirla desde los olvidados
de nuestra sociedad. Pero el marxismo, a mi modo de ver, puede ser de verdad
útil sólo a los espíritus libres, no dogmáticos, y que han superado el marxismo
como una religión ylo han hecho como sus fundadores querían: un instrumento
teórico y práctico para suplantar opresiones y crear caminos hacia la libertad.
En la plaza de San Pedro, en Roma, hay un obelisco pagano de Egipto que sirve
de base a la fe cristiana. ¿Por qué no debe ser el marxismo la base de un cristianismo
más efectivo históricamente? Solamente los pobres de fe y de espíritu tienen
tanto miedo al marxismo.
Yo pienso que esa instrucción
(se refiere a la Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la
liberación, de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe,
agosto 1984) tiene un atraso teórico de 20 años. Primeramente, no
representa la perspectiva latinoamericana, sino la centroeuropea. Es un
documento que no crea esperanzas, sino que refuerza los miedos, sea
del marxismo, sea de ser juzgada aliada a las fuerzas de represión. Y,
paradójicamente, omite lo que para nosotros es más importante: la
espiritualidad, las persecuciones, los martirios. La visión que ofrece
del marxismo es análoga a la que rige hoy día en la Academia de las
Ciencias de Moscú. Ni siquiera refleja la evolución del marxismo llevada
a cabo, por ejemplo, en Italia en los últimos 15 años.
Yo me niego a pensar que Marx y
sus secuaces pensaran sólo mentiras y falsedades, o estuvieran en mala fe. Otra
cosa es que haya que ser libres frente a Marx como frente a otra cosa o visión del
mundo, sin aceptarlos dogmáticamente. A pesar de todo, es ya muy importante que
el documento acepte la legitimidad de una teología de la liberación que rechaza
la opresión histórica y afirma la liberación como verdad esencial del
evangelio. A nosotros es esto lo que nos interesa y lo que transmitiremos a nuestras
comunidades pobres de base.
Declaraciones de Leonardo Boff a
EL PAIS dominical, 4.10.1984, 54.
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