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jueves, 2 de septiembre de 2010

La Iglesia Evangélica y su participación en la Política del País.


 
En Chile el creciente aumento de la Iglesia Evangélica en estos últimos 20 años de manera cada vez más acelerada no deja de llamarme la atención su escasa participación en proyectos sociales, con esto no quiero decir que no lo ha tenido de hecho en lo que respecta a la participación en las cárceles y el trabajo por años de la rehabilitación de alcohólicos y drogodependientes no utilizando instrumentos meramente técnicos pero consiguiendo en oportunidades, mayor resultado que incluso otros organismo señalados como “técnicos”.
Pero también es necesario señalar su limitada y nula participación en otros problemas de nuestra sociedad frente a la triste realidad de nuestro País donde la educación es privilegiada sólo para quienes tienen el acceso económico o sino esos “otros” están suplantados a tener que tener una educación de menor calidad, la diferencia social que hay entre ricos y pobres, el abuso por algunos “poderosos” contra la gente más humilde, a veces sin educación, frente al daño que ha hecho el hombre de su propio ecosistema sin conciencia alguna de mundo en que vivimos. La indiferencia frente a la falta de oportunidades de los “otros”, la concentración del Poder en un pequeño segmento de la sociedad, la discriminación social, cultural, religiosa, una Salud Publica indigna, una gestión repetitiva de los gobiernos indolente a la voz de la ciudadanía, frente a la precariedad moral que se promueve en nuestra sociedad y muchos otros casos más de dolor que padecemos como Chilenos.
Frente a la necesidad de ser participes de un anuncio del evangelio de manera integral, aceptando que el mensaje de Jesús es amplio para todas las áreas de la vida del hombre, (2 Corintios 5:17) es necesario ser parte de ese anuncio y anunciar esperanza, confianza no en la historia ni en nosotros, sino esperanzas en Cristo, la Palabra, La Esperanza… y esta llevarla a la Historia del hombre.
Creo que al actuar consecuentemente con nuestra Fé en Jesús podemos actuar como personas que aporten a nuestro País, una Fe que sea comprometida no tan sólo con el hombre, sino con el Mundo. El Mundo que Amó Dios. (Juan 3:16)
Tenemos la esperanza que si pudiésemos unirnos para la reflexión a través de nuestra Fé de nuestra sociedad, una reflexión seria con profundidad y con un amor frente a los más necesitados (Mateo 25, 31-46), la formación intelectual de cómo abordar estos problemas no utilizando el misticismo tan característico en ocasiones para dar las respuestas del “todo” ni religioso llevándolo al final en una racionalidad distante de nuestro mundo, sino a la altura científica y filosófica de nuestros tiempos contemporáneos, y actuáramos conforme al mensaje de Jesús, el mensaje del Jesús hombre, del Jesús histórico, el relatado por los evangelios, (Lucas 4:18) entonces podemos tener la confianza que podemos vivir tiempos mejores.
Para eso la Fé en Cristo Jesús debiera ser una Fé cercana al hombre, cercana a la Justicia, al Amor, a la Misericordia, a la Alegría, a la Paz, la Bondad, (Gálatas 5 22-23) cercana a Jesús.
La Política entonces la podríamos concebir como un espacio más donde se debiera servir a Dios, un espacio para cumplir la gran comisión, un espacio donde se logre dar esperanza, donde se intente transformar la vida del hombre, una vida digna, (Juan 10:10) para que en Cristo tenga una Vida plena.
Vamos por lo primero, La Política un espacio más para los Cristianos.

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