En septiembre en
el Centro Ecuménico Diego de Medellín se realizó un Foro sobre “Cristianos y
Movimiento Estudiantil”, en el cual se reflexionó sobre lo concerniente a nuestra
fe con el actual movimiento social. A través del dialogo que se generó, pude
identificar un conflicto presente en todos quienes hemos participado de este
movimiento y profesamos la fe evangélica y es la invariable restricción en
desmedro de la escasa reflexión que existen en nuestra Iglesia Evangélica.
La gran parte de nuestras congregaciones
evangélicas provienen de una teología conservadora, con elementos de un
fundamentalismo americano, como el literalismo bíblico y la dualidad de lo
espiritual con lo terrenal, de lo cual generaron un rechazo a priori de ver a
cristianos involucrados, marchando, estando en las asambleas, participando en
las distintas actividades, donde enfatizaban que lo único que podía hacer un
cristiano en esta situación era orar. Es que desde nuestra fe evangélica existe
una suerte de imposibilitar el cuestionar de lo que creemos, lo que se ha
dicho, no obstante este movimiento social ha sido de tal magnitud que se ha
instalado la necesidad de ver la fe en nuestro contexto.