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domingo, 11 de marzo de 2012

Jesús es un Patagón...



¿Qué lugar escogerás para leer la historia de Aysén? Es una pregunta que por ser tan simple es tan poco cuestionada, miramos por la televisión barricadas, incendios, piedras y la constante muestra de violencia que realizan las y los patagones en Aysén. Escuchamos al Gobierno que indica que es un grupo extremista que sólo busca perjudicar la “gran” gestión del presidente en materias de nuestro País. Vemos a la fuerza pública hacer uso de su control para “salvaguardar” el orden público frente a tales violentistas que perjudican el comercio y el turismo de esa zona, en fin es muy difícil entonces tener una lectura disidente cuando en realidad lo único que hacen en Aysén no es otra cosa que estar en contra del orden establecido.

Es precisamente en estas circunstancias donde despierta todo mi espíritu cristiano y donde pasan como si fueran películas ciertos eventos donde Jesús hace del orden un espacio de disidencia, donde plantea un testimonio contestatario a esos ordenes del poder político y religioso de aquella época, mientras el orden político y religioso planteaba el apedreamiento legal de una mujer por adulterio Jesús, un disidente de tomo y lomo plantea la duda, cuando el orden les decía no recoger espigas en el Sabbat, Jesús contestaba desde la necesidad, cuando el poder le imponía la marginalización de los publicanos y samaritanos, Jesús hablaba de la Inclusión, cuando el poder omitía a la niñez, Jesús la puso en lugar de preferencia e importancia, cuando el poder hablaba de excluidos, Jesús hablaba de sanidad y libertad, cuando el poder hacia discriminación hacía las mujeres, Jesús les ofrecía una conversación… 


Es que la particularidad de Jesús para leer cada historia no lo hizo desde el orden que oprimía sino desde la vida que da vida, desde la vida en plenitud y no el sólo hecho de respirar, lo hacía desde las personas, desde las experiencias humanas. Es que no me puedo imaginar a un Jesús en la actualidad informándose por la televisión o en los diarios oficiales esperando que todo vuelva a sus normalidad sin la mayor participación y con total indiferencia con respecto a lo que a él personalmente no le afecta, sino me lo imagino escuchando de las voces de las y los protagonistas, en sus propias mesas, desde el ruido de las cacerolas, desde sus propias lágrimas, incluso esas por las lacrimógenas y desde esas producidas para mantener el orden, completamente comprometido por que el problema del otro paso a ser su problema y ese fue su mayor legado para la humanidad, ama a tu prójimo como a ti mismo.

Entonces desde mi lectura particular de este predicador disidente de Nazareth, un pueblo excluido y oprimido con altas cuotas de impuestos por el imperio, desde Nazareth donde la marginalización producía incluso la imposibilidad de que saliera algo bueno de ese lugar, desde Nazareth un lugar lejos de Roma y tambien del templo, desde Nazareth un pueblo de trabajadores, carpinteros, pescadores, desde Nazareth un pueblo que su esperanza era en la venida del Mesías que vendría a cambiar sus lamentos en alegría.

Cómo creyente viene a mi corazón la convicción de aquel Mesías, el Cristo aun vive y está y se hace presente, en cada con nosotros para traer buenas noticias a los pobres, para sanar a los quebrantados de corazón, para liberar a los cautivos y los oprimidos, y dar vista para los que hoy no ven. No puedo omitir que me da la impresión que cada vez que Jesús tenía que enfrentar conflictos con el orden de poder establecido, escogía mirar desde los ojos que lloraban en Nazareth, desde la vida de un pueblo que mantenía la esperanza de aquel Mesias que vendría a enjuagar toda lágrima.

Cuanto hace falta que el Mesías esperado en Nazareth, tenga vida hoy en todo nuestro país, cuan necesario hoy veo que el Cristo se haga vida en los corazones endurecidos por el poder, la comodidad y la dominación. Cuanta falta hace que nos quite la ceguera del egoísmo y poder ver desde las mujeres y hombres que hoy luchan en Aysén.

Ese predicador disidente al parecer tuvo largas conversaciones con las y los patagones, hablándoles desde su Nazareth y los patagones hablándole desde su Aysén y vieron que ambos pueblos tenían tanto en común, no puedo imaginarme otra cosa más que el nacer de esperanza, sobre que el reino de Dios no se construye desde las riquezas que dominan nuestro mundo, sino desde las libertades de los oprimidos.

No me puedo imaginar a un Jesús hoy fuera de Aysén, fueras de las mesas de los patagones, lejos de las cacerolas de las mujeres, me imagino a un Jesús diciéndole a cada uno de los patagones… ¡Felices! Si ¡Felices! Porque tienen hambre y sed de Justicia… ¡Felices! ¡Felices! Porque esa sed será saciada… Si... ¡Felices! Porque el Reino de Dios se ha acercado a vosotros ¡Aleluya!

Porque todos somos Aysén ¡Fuerza al Pueblo que tiene esperanza! Jesús es un Patagón.


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